12 may 2008

Que te den por culo y no te lo paguen

en un radio de 60 metros a la redonda




Fuera de eso:


Ken Kuwabara era un hombre bastante normal, pero andaba preocupado por su jefe esos dias.
Ken era un delegado comercial de una empresa nipona con intereses en Madrid (Spain) y su jefe llevaba varios dias sin aparecer por la oficina, acto bastante inusual sobre todo para un japones amante de su trabajo como lo era el Senhor Aso
Ken solia pensar ahora en su etapa europea lo curioso que resultaba tener un jefe llamado Aso ya que en ingles "asshole" tenia una una pronunciacion bastante similar
y ademas muchas de las propuesta de Asosan eran contestadas despues de unas copas con un ah, sou?
Tal era el grado de confianza con su jefe que ya casi habian olvidado todo protocolo inculcado por la enjenante (a parecer de ambos) sociedad japonesa.
Pero Ken no dormia tranquilo, esta carente de todo sentido prolongada ausencia provocaba en el desasosiego, por lo que decidio ir a investigar al piso de Aso por su cuenta y riesgo.

El piso de Aso situado cerca del siempre agradable Parque del Retiro era uno de esos antiguos edificios senhoriales de estilo eclectico con una entrada decorada en marmol italiano con unas figuras de dudoso gusto a juicio de Kuwabara.
Los jardines del retiro despedian un leve olor floral proveniente de los tulipanes y jacintos que florecian por aquellas fechas, olor que contrastaba con el denso trafico rodado que suele salpicar la calle Alfonso XII

Decidio subir al penthouse de Aso sin avisar al pertinaz y cotilla portero que sienpre le solia mirar de medio lado y mientras masticaba un palillo le soltaba un seco "chino.."
Kuwabara no podia soportar aquello por lo que no ver al desagradable especimen peninsular era todo un alivio
Al entrar en el piso noto algo extranho, algo raro flotaba en el ambiente, algo que no encajaba del todo...
Un contundente golpe en el colodrillo apago la conciencia de Kuwabara

Quien sabe cuanto tiempo pudo haber dormido, el caso es que al abrir los ojos se encontraba tumbado boca arriba en una camilla.
Las luces de los focos que apuntaban desde el techo le aturdian y aun con la vista nublada pudo escudrinhar las figuras de 3 personas que lo observaban y hacian comentarios entre ellos.
Kuwabara no pudo mas que recordar las palabras de su bienamado jefe:
-Cuidate del Judio, de Juan de Dios y del haitiano
-De que me esta hablando?- espeto Kuwabara, que en su fuero interno sospechaba de un adelanto de demencia senil o una mal asumida melopea.
-Ken, esta gente es peligrosa, el judio es la cabeza pensante, Juan de Dios lleva la parte institucional y financiera y el haitiano, nadie sabe muy bien que hace, pero su simple presencia ya acojona.
-Pensare en ello mientras voy al gabinete- respondio un perplejo Ken
- No me tomas en serio, espero que no te encuentres con ellos- fueron las palabras que Ken escucho antes de entrar en el excusado.

Ahora todo ello afloraba a su mente como agua de mayo, en verdad eran tres figuras las que le observaban desde el otro lado del cristal, tres figuras borrosas pero que bien podian coincidir con los 3 personajes relatados por un aquel entonces melopeico superior.
Unas gafas de pasta y un pelo largo cuidado en una persona de aspecto impecable, camisa blanca y corbata.
Una perilla bien cuidada y una gabardina delataban una posicion mas bien acomodada para el personaje de enmedio.
Y una cabeza rapada de color azabache bien podrian pertenececer a un haitiano de mirada impenetrable
-Que quieren de mi? grito Kuwabara
- Kuwabara, Kuwabara- respondio lentamente el del centro - El fiel perrillo de Aso.
Quiso ver que habia ocurrido con su jefe y no se dio ni cuenta de que nadie en la oficina le habia echado en falta mas que usted
- Quienes son ustedes? - inquirio Kuwabara, claramente alterado

-No cree que deberia dormir un poco? -Mas que a pregunta sonaba a orden, sobre todo viniendo de la enigmatica y bizarra figura del personaje con fuerte acento caribenho.
Las luces tipo escaner produjeron un rapido y fulminante efecto somnolente en la debilitada psique de Ken, que cayo redondo al instante



-He tenido un suenho muy raro,- decia Kuwabara que despertaba al lado de su preciosa mujercita galesa- sonhaba que unos desaprensivos me secuestraban por ir a intentar rescatar a Aso de su cautiverio inesperado y hacian experimentos conmigo en una camilla
- No recuerdas que has estado ausente varias semanas? - le responde anonadadamente su senhora
- Como? semanas? de que hablas?
- una buena manhana fuiste a trabajar y desapareciste, plas! like that! y ayer llegaste a casa portando unicamente unas gafas de sol, bigote postizo, gabardina y este extranho artilugio con forma de casco de obrero en miniatura con un boton en su interior
- queeeeee?
- no recuerdas nada? me dijiste que pasase lo que pasase no apretase ese boton,que supondria el fin para ambos, he estado muy preocupada por ti, sabes? no he podido pegar ojo en toda la noche, donde estuviste, que fue de ti, ya se que eres japones pero no crees que me debes un par de explicaciones?
-pero yo, yo, no recuerdo nada....
- no recuerdas nada? pues por mi puedes intentar recordar en cualquier sitio que no sea esta casa
-Por favor,debes creerme, solo recuerdo un suenho en el que trataba de poner una denuncia a "El Corte Ingles" por intento de fraude cuando uno de los empleados se dirige a mi y me dice en un tono mas bien parco:
"no se da cuenta de lo curioso que resulta arrepentirse de haber hablado demasiado pero el limitado numero de personas que se lamentan (por no decir nulo) de escuchar demasiado?"
- Eres idiota, o que te pasa?- respondio una airada esposa - semanas sin aparecer y me vienes con un suenho sobre lamentaciones de que hay que escuchar maaaaas???
FUERA DE CASA!!! FUERAAAA!!

Bueno, estabamos como antes, sin pistas y desorientados pero con ese aparatito con forma de casco de obrero en miniatura con un boton protegido por una cubierta de plastico.
Kuwabara se sentia mas bien aliviado que preocupado, su mujer lo habia echado impune y gratuitamente, pero una mujer que no atiende a razones es mejor mantenerla alejada de uno, se dijo a si mismo con ese pragmatigsmo cargado de autosuficiencia que caracteriza a los nipones
Creo que es el momento de apretar el boton y buscar pistas.
el dedo se acerco lenta y timidamente a ese extranho aparato con forma de casco en miniatura, y apartando la cubierto del boton, apreto este con firmeza
http://www.funminiclip.ro/games-play/657/14-dancing_bush.html


Repentinamente, Ken sintio una fuerza descomunal que inundaba todo su sistema nervioso, aparte del curioso punto de vista que le proporcionaba estar a unos 4 metros de altura del suelo
Ken no lo noto en aquel momento, pero los gritos de histeria y la gente huyendo a su alrededor eran algo sintomatico de que algo no marchaba bien

Algo parecido a un eructo hizo que un rayo de energia saliese de su boca y fulminase a una ninha que le senhalaba con el dedo y gritaba horrorizada.
Kuwabara observo atentamente las cenizas humeantes de la ninha y al intentar recogerlas con la mano se dio cuenta de que no tenia mano, solo unas enormes zarpas lobezniles.
El efecto solo duro unos 3 minutos, tiempo suficiente para esconderse en unos matorrales en los que hubo de afanar una mugrienta chaqueta de homeless y unos pantalones de chandal manchados con pintura

Ken Kuwabara habia llegado a una conclusion.
El Judio, Juan de Dios y el haitiano le habian transformado en esto, no lo pudo recordar estando con su mujer, pero el recuerdo de la ninha pulverizada por un rayo letal proveniente de su boca le hizo hilar el historial de los acontecimientos ocurridos en su agitada vida reciente

Esta, bien, esta vez si que podre salvarle
Si hay algun problema no tendre mas remedio que apretar este boton.... pero
mmmmm
es posible que El jefe Aso tambien tenga un aparato de estas caracteristicas y la capacidad de convertirse en Kaiju
Ken barruntaba esta opcion...
En este caso, - pensaba para si Kuwabara - lo mejor que podemos hacer es destrozar los transmisores que hacen que nos convirtamos en monstruos.

Esta decidido, voy a resolver esta trama aunque me cueste la vida


El portero de Aso seguia sin estar, bien, eso es bueno, se intento animar Kuwabara
Derribando la puerta del penthouse de una patada entro esta vez con mucha mas cautela de la que habia tenido la anterior vez
Nadie parecia estar esperandole esta vez, lo cual inquietaba a Ken que se esperaba un enfrentamiento subito y directo


Aso estaba sentado dormitando en un sofa de su salon

Asosan!!- grito Kuwabara
Pero Aso no despertaba
Asosaaaaaaan!!!!! - volvio a insistir
Creo en la posibilidad de que podamos convertirnos en monstruos, debe usted destruir un aparato con un botooooon!
Yo me he convertido en un ser deplorable capaz de acabar con la vida humana con mi simple aliento
Debe usted inutilizar cualquier aparato con botones- imploraba Kuwabara

Pero Aso parecia seguir cabeceando

Una cortina de acero cayo a la espalda de Kuwabara

-Kusoooo! no puedo pasar, - Kuwabara penso en apretar el boton a ver si su "alter ego" mutante era capaz de derretir la pantalla de acero.
Precisamente en ese momento una ventana se abrio permitiendo ver a las 3 figuras que ya vio en la mesa del quirofano

JAJAJAJAJAJAJAJAAJ Reia el de enmedio
- Kuwabara, Kuwabara, es muy noble por su parte intentar salvar a su jefe
Pero lo que usted busca para su destruccion lo tengo yo entre mis manos.

Este extranho personaje de tan buen porte, delicadas maneras y aspecto impecable saco un objeto de dimensiones similares al casco en miniatura de Kuwabara, solo que este era mas parecido a una caracola que a un casco, aunque tambien poseia un boton protegido por una cubierta desplazable.
Apretar el boton tuvo un efecto inmediato sobre un somnolento Aso, que se convirtio en un simio de unos 5 metros de altura cuyo primer movimiento fue destrozar el sillo n en el que pocos instantes antes del cambio se encontraba durmiendo.


Kuwabara se encontraba ante el mas grande dilema de su vida como adulto y empresarial:
Deberia luchar a muerte contra su jefe y amigo Aso, por defender su vida o seria capaz de esquivar todas las embestidas de su antiguo empleador ahora convertido en una mole peluda con instintos asesinos desatados?
Asi en la vida como en los negocios uno simpre se ve obligado a elegir- penso un dubitativo Kuwabara al que le quedaban escasas decimas de segundo antes de que la mole peluda que otrora fuese su superior se le abalanzase encima




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